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Descubrir el amor
Mi relación con Bela, mi hija, empieza desde que estuvo en el vientre de su madre. Ella siempre pedía que me acerque a su panza y hable, ya que Isabella se manifestaba pateando o moviéndose como si mi voz ocasionara en ella vibración. Era ya un clásico despertarme en la mañana, besar su panza, decirle algo a mi hija y ver como se movía dentro de su madre.
El 30 de septiembre, luego de 9 meses de espera, fuimos a la clínica para que Pamela dé a luz. Tuvimos que esperar desde las 7:00pm para que nos den el visto bueno, mientras me encargaba de los trámites administrativos, de ver la habitación donde estaría y comprar lo requerido para la cesárea. Nuestro deseo era de que Bela naciera en octubre, ya que ese es el mes de nuestros respectivos onomásticos.
La noche transcurrió y cerca de la medianoche, subieron a Pamela a sala de operaciones. Me quedé esperando en un pasadizo oscuro y vacío, con la ilusión de que me dejen entrar. A las 00:50am del 1ero de octubre, Bela nació pesando 3 kg. 770 gr. Pude entrar y ver a mi hija llorando, mientras le cortaban el cordón umbilical. Me acerqué rápido a ella y le comencé a recitar las mismas palabras que le decía cada mañana, cuando estaba en la panza de su madre: "Hola mi Bela, todo bien?". Isabella se calmó y comenzó a buscar esa voz que le hablaba, como si la reconociera de algún lado.
Así empezó nuestro amor.