País: Estados Unidos
Año: 2016
¿De qué trata? Narra la historia de Desmond Doss, un joven médico militar que participó en la batalla de Okinawa, en el Pacífico durante la II Guerra Mundial, y se convirtió en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso.
- el regreso de gibson
Diez años después, el siempre polémico Mel Gibson regresa al panorama cinematográfico mundial y de excelente forma: consiguió nominación a Mejor Película y Director para los Óscar. Sinceramente, las nominaciones son merecidas, más aún la de Andrew Garfield a Mejor Actor.
Garfield es el mejor de la película no solamente porque sea el protagonista principal, si no por lo que trasmite y por lo que enseña. Articulada en tres partes: la infancia y juventud, una evocación idílica y sentimental pero también áspera y desencantada que retrata la Virginia, conservadora y puritana; el adiestramiento como soldado que le sirve al cineasta para presentar la intolerancia militar y al resto de personajes y compañeros por los que arriesgará su vida; y finalmente, el campo de batalla, el asalto al acantilado donde se atrincheran los japoneses, denominado “Hacksow Ridge”, un infierno filmado de forma sublime por el realismo asombroso que desprende, entre hombres destrozados en llamas y alaridos de dolor, atroz y sobrecogedor con un impresionante prólogo que nos sitúa en su contexto, un aterrador caos de sangre, fuego, metralla, vísceras y muerte.
El uso de la cámara en las escenas bélicas es excepcional, brillantes tomas al alcance de pocos acompañadas de una notable fotografía y un reparto solvente. Grata sorpresa la de Vince Vaughn, acostumbrados a verlo en simples comedias, en esta ocasión encaja con dignidad el papel de sargento. La increíble edición de sonido y diseño de producción realmente te hacen sentir como si estuvieras en una zona de guerra. Grandes explosiones, combinadas con imágenes sangrientas, hacen que se sienta como el infierno. Gibson graba exquisitamente estas escenas de batalla, crudas y reales, con una edición rápida y nítida, haciendo que te sientas ansioso y caótico, sin confundirte nunca sobre lo que está sucediendo.
Hasta el último hombre es una brutal producción cinematográfica, una cinta de muerte que ensalza la vida con una dirección impecable sin abusar de los efectos ni caer en típicos patriotismos yankees tan presentes en estas propuestas. Un disfrute de sensaciones de ritmo ascendente que te acelerará el corazón llevándote de la angustia a la esperanza, que te arranca una sonrisa, que saca una versión pacifista dentro de un mundo bélico, que remueve las entrañas y termina de forma épica.
Dirigida por Mel Gibson.