Desde The Hangover que quiero ver una cinta de Todd Phillips que me haga olvidar que es un director efímero, es decir, que solo tuvo el éxito con una comedia rentable y que luego su luz se apagó. En este nuevo proyecto estrenado intenta ser algo más osado pero no logra ser consistente.

La película es divertida, ácida, mordaz y está muy bien interpretada. Jonah Hill es lo mejor de la película. Cada vez que aparece en escena la historia vuelve a tener interés, y es que su personaje me hizo recordar tanto al de "El lobo de Wall Street", logrando aquí una buena performance nuevamente.  Esta película se vende como "dinero, corrupción y el sueño americano" y la verdad no entrega mucho más que eso. Gira por casi dos horas con esos ejes jugando al doble estándar sin decidirse ni explotar más el rollo de "basado en hechos reales", un plus que se pierde conforme avanza la historia.

Tiene un montaje ágil y divertido, que divide la comedia en pequeños capítulos (con su título correspondiente) de un cuarto de hora de duración, ayudando a a la digestión de la película, pero carece de un golpe de gracia que nos haga remecer, del factor sorpresa o el carácter para dejarnos boquiabiertos, sedientos de más y haciendo comentarios que pasen de la mueca. Es mas, por momentos la película cae en un bache que aturde y convierte la historia en aburrida y sin gracia. Aparte de la actuación de Hill, cabe destacar la forma en la que desmenuza como funciona el negocio de la venta de armas en los Estados Unidos,  un gobierno dispuesto a mirar para otro lado, siempre que el proveedor les muestre la forma de hacerlo, la opacidad y las zancadillas perpetuas dentro del mundo de la venta de armas.

Amigos de Armas quizá sea de lo mejorcito de Phillips luego de The Hangover, pero aún sigue en deuda. No logra ser consistente en su relato y decepciona por sus medias tintas e indecisión de género.

Dirigida por Todd Philips.