Películas sobre la adicción a ciertas drogas hay muchas, pero pocas veces he visto historias tan apegadas a la realidad como ésta. Aquí si hay final feliz o no, si hay redención o no es lo poco o nada vale. Aquí importa mostrar una historia que te haga creer que este tipo de relatos ocurren en la vida misma y que suelen ser mucho más mortificantes que en la ficción. 

Sarah Silverman borda el papel de una mujer llena de matices y de traumas, en lucha continua con sus adicciones, más por causa de los traumas de su infancia que por los problemas psicológicos con los que su entorno pretende justificarlo todo. Su actuación es vital para que la historia camine bien, mostrando todos los tópicos que uno conoce sobre las personas adictas a la cocaína: ansiedad, depresión, promiscuidad, conducta voluble e impulsiva, etc. Son factores que pocas veces se han planteado en películas en donde se muestra a adictos(as) y que aquí se expresan de tal forma que ayuda al relato.

La Silverman, comediante que cambia de registro de brillante manera, es el alma de la cinta. Cada una de sus expresiones, de sus textos, de lo que emite en sus reacciones, son la pieza clave para que la historia llegue al espectador. Su actuación permite descubrir aquel mundo interior de la adicta. Su degradación total que altera la armonía de su familia y que distorsiona su percepción de la vida en si. El lado oscuro de una madre de familia en continua lucha entre lo socialmente correcto (su ejemplar y tradicional marido, y su pareja de hijos) y sus profundos demonios que permanentemente pugnan por aflorar.

Lo bueno de I smile back es que no se va por lo fácil en presentar una historia de redención, sino en mostrar la dura vida de una mujer que quiere sonreír de nuevo, que quiere ser feliz con los suyos pero que se encuentra en una férrea lucha con su oscuro interior, el cual no la suelta, no le da tregua y le produce un caos que se ve en las acciones que realizará a lo largo de la historia.

I smile back es una interesante película, con una gran actuación, un final que no te dejará indiferente y una realidad que hoy sacude a varias familias en el mundo: la adicción a las drogas y el resquebrajo personal que destruye, en ocasiones, los hogares.

Dirigida por Adam Salky.