Esta película pertenece al selecto grupo "¿Alguien pidió secuela?". Vamos, no es que la primera haya sido un bodrio total, pero resulta injustificable ampliar la historia a una segunda parte, porque simplemente la premisa era sencilla como para hacer solo una película. Pero bueno, el afán por buscar taquilla y explotar ideas poco originales, hace que la Industria se empeñe en crear franquicias de la nada.

Desde el primer al último minuto hay un humor para adultos, no necesariamente gracioso, ácido más que negro y con diálogos a ratos impresentables y burdos. Así y todo, hay varias situaciones que provocan la mueca y llaman la atención por su peculiaridad más que por su mérito de gracia. Y es que el humor utilizado no es para todos los gustos, sobretodo el tipo de moraleja que se intenta desprender de la trama.

Esta secuela desilusiona y el grado varía entre poco y bastante. Su irregularidad no sopesa con las figuras que asoman en su lista y sus recursos son tan agotadores como la insistencia majadera para que Zac Efron exhiba sus abdominales como si estuviera en sitcom de trasnoche de clase B. El humor funciona a ratos, las fiestas repiten el mismo libreto de tantas últimas cintas juveniles, hay su cuota de mostrar carne y un Seth Rogen que parece amordazado y forzado a hacer el ridículo de vez en cuando. Pero pese a todo ello, la pela cumple con el rol de entretener y no limitarse a obtener bostezos, lo cual la deja semiparada.

Buenos Vecinos 2 no es mala secuela, pero tampoco llega a ser buena. No mejora ni desluce a la anterior pero no ofrece nada nuevo y el discurso que profesa (eso de las fiestas sanas y amistades sinceras) es poco creíble. Sirve para entretener  y nada más.

Dirigida por Nicholas Stoller.