No leí el libro. Sí, quizá sea una ofensa o poco de creer que viendo tanto cine no haya tenido la chance de leer este clásico, pero digamos que mi afinidad con la lectura se cortó cuando comencé a ver cine. De todas formas, esto le conviene mucho a esta adaptación debido a que puedo realizar un análisis sin tener que buscar comparaciones con la novela y resaltando más el valor de la película como tal.

La historia no se trata del libro como tal, ya que muestra una historia que corre en dos mundos distintos uno del otro:  por un lado la realidad y por el otro la historia de El Principito, ambos claramente separados gracias a los diferentes estilos de animación de cada uno. Cabe destacar la belleza de las imágenes de este film; si bien los momentos en el mundo real no tienen la calidad de animación que otros estudios grandes pueden tener, como Pixar, las paletas de colores claramente diferenciadas y algunos elementos casi artesanales se encargan de darle una vida propia a cada escenario. Además los momentos en que nos adentramos en la clásica historia de El Principito nos encontramos con un mundo tan tangible que casi lo podemos tocar. Todo esto acompañado de la bella música de Hans Zimmer y Richard Harvey.

Más que una recreación, esta cinta conforma una libre adaptación esmeradamente editada como animación. Con personajes reales cumpliendo los mismos papeles, jamás habría podido lograrse el efecto mágico y magnético que estos dibujos en movimiento trasmiten al espectador. Pero no todo es perfecto, ya que cuando los dos mundos convergen en un solo, la película cambia el código y se termina convirtiendo un un clásico relato con un villano que se ve algo forzado y una distopía que desentona completamente con lo que venía proponiéndose. 

Pese a estos pequeños problemas, la película es altamente recomendable, tanto para niños como para adultos, ya que serán capaces de disfrutarla. El uso clásico de la iconografía de El Principito, es decir, los dibujos de Antoine de Saint Exupery están presentes y eso sin lugar a dudas ayudará a que los niños puedan hacer un salto de la película a leer el libro. 

El Principito es una creativa adaptación del clásico cuento, que habla sobre la pérdida, sobre la dificultad y consecuencias de crear lazos con las demás personas, temas que sin lugar a dudas pueden ser muy positivos para la audiencia infantil. El mundo moderno, la vida actual y futura tienen aún mucho que aprender de esa maravillosa interpretación escénica de lo que somos los humanos.

Dirigida por Mark Osborne.