¿Qué mundo le dejaremos a nuestros hijos? Esa es la pregunta que divaga en los cerca de 90 minutos que dura el documental. Un mundo en donde la naturaleza paga pato por complacer los superfluos placeres de ciertas personas, que pagan ostentosas cantidades de dinero por adquirir una preciada joya. Yanacocha, compañía minera del grupo Buenaventura, quiere hacerse del terreno donde están las lagunas de Conga, debido a que debajo de éstas existe un yacimiento aurífero. Es el afán comercializador del ser humano vs. la necesidad de preservar la vida en el planeta. 

La cámara se pasea por lugares donde la mano del hombre ha explotado el preciado mineral (tierras bolivianas), dejando poblados en total abandono y sin agradables consecuencias en sus suelos y paisajes. Nos muestra también el destino de la extracción minera (Amsterdam), en donde una joyera decide conocer de dónde es que llega el oro de sus joyas. Y el tema central se encuentra en Cajamarca, en donde la lucha entre la minera y los pobladores, se trasluce en violencia.

Logro entender el sentimiento de Nélida. Ese lazo familiar que la une con la laguna, a la cual la llama "madre". Su tristeza por los hechos de violencia que ocurren en su comunidad y su incomprensión ante tanta violencia que genera la ambición de una empresa. También logro entender el otro frente, el de la minera. Pese a que el documental se centra solo en la mirada del poblador cajamarquino, nos pone ante un "enemigo" que no es del todo claro y provocador. Quizá el objetivo primario de este relato no es que se genere un sentimiento de odio hacia las compañías mineras, mas bien el de concientizarnos a que cuidemos mejor nuestro planeta y sepamos valorar lo que nos rodea.

Hija de la laguna es una muestra de que nosotros, como seres humanos, debemos defender nuestro hogar. Se debe apreciar y valorar la palabra "responsabilidad", con la cual cada uno de nosotros podremos realizar labores sin destruir lo que el planeta nos dio. Debemos dejar un mundo mejor a los que nos precederán, ya que el mundo no es nuestro, somos parte de él.

Dirigida por Ernesto Cabellos.