La cámara nos muestra cómo se conocen Stephen y Jane, siendo compartida la importancia que tendrá cada uno para la historia. Aquí es donde está la mayor virtud de la película: las actuaciones. Lo de Eddie Redmayne es impresionante, ya que su personificación es digna de todo elogio. Pero más allá de como logró calcar los momentos más críticos de Hawking, debido a su enfermedad, me agradó la actuación de Felicity Jones. Por momentos la cámara la buscaba y la toma no salía vacía, nos mostraba el conflicto de una mujer la cual debe lidiar con la difícil enfermedad de su esposo, quien paso a ser dependiente de ella y toda la responsabilidad, carga emocional y fortaleza recayeron en ella, con el aditivo de tener que criar a tres hijos.
Más que un drama de sobrevivencia, la película nos presenta el conflicto que asume la pareja protagonista, a causa de la enfermedad del científico, conocida en ese entonces como motoneuronal y que es relacionada con  la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la cual impide que realice movimiento alguno. A raíz de ello, la pareja lucha por no sucumbir ante la crisis que se avecina e intentar convivir con una enfermedad que no tiene cura y no tiene compasión alguna. Es así que se ve como las actuaciones protagónicas van siguiendo cursos diferentes, haciendo que la historia se torne interesante y conmovedora por momentos.
Lo agradable es ver como en base a un buen balance actoral, la historia que aparentemente podría ser aburrida para muchos (por los temas físicos que se exponen), logra ser entretenida, ya que el drama que se va tejiendo desde el inicio, nos prepara para un desenlace que los menos informados sepamos y que es el principal motor de la película: el romance entre Stephen y Jane. Y ese es el tema principal de la cinta, sobre el cual se desprenden los logros científicos, la penosa enfermedad, el crítico tratamiento y el deseo de superación por parte de los implicados.

La teoría del todo es conmovedora por el mensaje que se desprende en el final, aquel sobre seguir creyendo que hay esperanza cuando hay vida. Pese a que a veces la ciencia es drástica en ciertas cosas, el pensamiento humano es libre y puede llegar a generar un brillo cuando la oscuridad no se lo permita. Es por ello que la historia de Stephen Hawking debe servir de ejemplo para muchos y el cine ayuda a que conozcamos más sobre personajes de la historia que deberíamos conocer.

Se estrena el 5 de febrero en Lima.

Dirigida por James Marsh.