Hay varios factores por los que sufrí con esta película, que trata sobre un padre que debe proteger la vida de su recién nacido, conectado a una incubadora, justo cuando el huracán Katrina está arrasando con su ciudad.
Paul Walker no es actor dramático. Hace el mayor de sus esfuerzos como para que nosotros sintamos ese heroísmo que cualquier padre desprendería por salvar la vida de su hijo, pero no llega a sensibilizar. Es muy probable que todos cuando vieron la película hayan predicho el desenlace. No hay que ser adivinos, porque la historia no dispone de muchas armas como para armar un buen drama, peor aún el excesivo tiempo de duración que lo único que generó fue bostezos.

El huracán Katrina es un personaje invisible. Si bien es cierto el argumento dicta que toda la ciudad está bajo la furia de ese fenómeno de la naturaleza, en ningún momento se siente su presencia. Es decir, los efectos visuales brillan por su ausencia, lo cual hace que la historia carezca de cierta credibilidad visual y no pueda transmitir lo que desprende el póster oficial de la cinta, el cual nos hace pensar que Paul Walker luchará contra la inclemencia del clima, algo que nunca sucede.

No hay mucha tensión. No hay tampoco momentos en los que se supone uno espere tal tensión. Me parece que la película intentó generar más emoción en ciertos momentos, pero el ritmo empleado no la ayudó mucho. Muy aletargada por momentos, con un actor más afín al cine de acción y una historia demasiada predecible, Horas desesperadas no es la película póstume que cualquier actor desearía tener, y es probable que haya tenido cierto éxito debido a que fue de lo último en filmar el actor fenecido. De todas formas, estamos a la espera de Rápidos y Furiosos 7, en donde estoy seguro que se despedirá a lo grande.

Dirigida por Eric Heisserer.