Lo agradable de la película es ver como se van sucediendo los cambios en el protagonista principal, Mason, y en su familia. Ver como ciertos momentos que ocurren en su vida, son fundamentales para su crecimiento y su aprendizaje. Quizá eso le brinda mucho realismo a lo que finalmente ha querido transmitir el director, un cúmulo de pasajes en el crecimiento de un niño, que forjan su personalidad y su modo de ver la vida.
La historia no se torna confusa ni dispone de un uso complejo de su trama, mas bien todo lo contrario, ya que los cambios de escenarios temporales transcurren de manera acertada y sin que afecte el ritmo ni entendimiento de la película. Quizá el exceso de metraje (más de 2 horas y media) sea un impedimento a la hora de prestar mucha atención a la cinta, pero lo veo fundamentado para sentir cómo es que pasaron 12 años en la vida de Mason.
Mención aparte merece el soundtrack de la película, que acertádamente fija el tiempo en el que se grabó la misma, comenzando a finales de los 90s (el sonido de Coldplay o The Hives) y finalizando en el 2013, con todo lo que significa ahora el movimiento indie y la electrónica.
Las actuaciones son correctas y mucho ayuda la madurez que se va viendo en sus personajes. Tanto Ethan Hawke como Patricia Arquette muestran sus diversos cambios que han tenido durante los últimos 12 años, tanto en lo físico como en lo actoral, sintiéndose un mayor crecimiento en el actor. Igual, el resto de integrantes del elenco crecen con la película, logrando que se sienta que se ve como un video diario o algo así, sobre los momentos más resaltantes en la vida de un niño, que cruza el sendero de la adolescencia (con los problemas típicos de la edad), para llegar a la juventud y ver los factores que permitieron su desarrollo.
Boyhood es una hermosa experiencia sobre crecimiento y sobre la vida en sí. Sobre ver como los padres ven a sus hijos desde una perspectiva de cachorros indefensos, hasta el punto en que ya ellos pueden ir en forma solitaria por la vida. 
La estrenan pronto en Lima. Véanla.

Dirigida por Richard Linklater.