Los antecedentes de Eduardo Mendoza no son muy esperanzadores. Tiene en su haber la recordable "Mañana te cuento" y su secuela, así como "Bolero de noche", películas que no son precisamente una genialidad. Esta última cinta tampoco lo es, pero marca distancia con sus anteriores trabajos. En esta reseña intentaré explicar por qué no me gustó El Evangelio de la carne, sintiendo algo de decepción ya que leí muy buenos comentarios (hasta elogios) sobre ella.
- Tres historias que se conjugan
La película está dividida en tres historias que corren en forma paralela. Una que habla sobre barras, la otra sobre un estafador que intenta remediarse en base a su fe al Señor de los Milagros y finalmente la de un policía que tiene una esposa con una enfermedad terminal. Destaca el buen ritmo que hay en toda la cinta, siendo el principal factor: la habilidad del director para manejar el guión adecuadamente, porque no caen en errores de continuidad y se entiende de manera clara el transcurrir de cada una de las historias.
Lo de de los barristas es a mi entender el punto flojo de la película. No me creo mucho la actuación de los involucrados. No logré conectarme bien con la personificación de los barristas, pese a que la pinta la tienen. Ese es el punto flojo de toda la trama, la cual hace que por momentos cojee. Lo bueno es que el guión está tan bien construido, que las secuencias se van intercalando de tal forma que los errores no son notorios y logran pasar desapercibidos.
Mucho tiene que ver la labor del director para manejar de manera audaz una cinta con tres historias que caminan en paralelo hasta chocar en un punto. Retrata de gran forma a nuestra Lima de hoy en día, con sus costumbres, violencia, virtudes y miserias, en donde se muestra a una ciudad con personas que sobreviven al día a día, pero no me sació del todo la cinta. Sentí que faltó mayor peso en su desenlace y un epílogo con mayor intensidad.
Lo bueno: el buen conducir que el director le da a sus historias, para que no resulten tediosas.
Lo malo: flojas actuaciones secundarias y, opinión personal, esperaba un final más sorpresivo.
Dirigida por Eduardo Mendoza.